lunes, 21 de diciembre de 2009

Orígenes del Fútbol Molinense

En 1923 apareció el Sport Club Molinense que tuvo en su momento gran relevancia y afición del pueblo molinense. Posteriormente, aparecería el equipo local de Los Luíses F.C. que se federó y disputó diferentes partidos entre 1925 y 1927. En 1929 aparecería el Club Deportivo Molinense Balompié, conocido como “El Balompié” que también participaría en torneos regionales.

Ya entrados en los años 30 surgirían el F.C. Molina, El Trueno, el Club Deportivo Ateniense (también conocido como Los Peleles), el Athletic Club o el Pelicano F.C.


Imagen: 1950 Juveniles del C.D. Molinense.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Árabes molinenses

La primera referencia escrita en documentos árabes donde aparece el nombre de Molina la relaciona con los omeyas, que entraron en territorio murciano y acamparon frente al Hişn Mulīna en 896. Se conocía como Mulinat as-Sikka, es decir, Molina de la Calzada ―posteriormente castellanizada como Molina la Seca―. Otra cita se sitúa dos siglos después (1096) cuando el Cid Campeador vino para reunirse con el rey Alfonso VI, e ir juntos a la defensa de Aledo, pero no se vieron por partir el rey antes de su llegada.

El reyezuelo almohade Ibn Mardanis (en castellano Martínez, aunque los cristianos le llamasen el Rey Lobo) (1146-1172) mantuvo enfrentamientos con los almorávides, ocupó Albacete, Játiva, Denia, Jaén, Baza, Úbeda, Guadix, Carmona, Écija y Granada, amenazó Córdoba y llegó a poner cerco a Sevilla. Sostuvo buenas relaciones con los cristianos y logró largos periodos de paz que engrandecieron y enriquecieron su reino permitiéndole emitir moneda. Fortaleció Molina fortificando la muralla exterior y sangró el río Segura por la Algaida construyéndose un azud para regar sus tierras y del que partía la acequia Mayor suministrando agua al castillo, con lo que consiguió un aumento de población.

fuente: wikipedia

Los Romanos en Molina de Segura


No poseemos datos concretos sobre la fundación de Molina de Segura, aunque los restos de cerámica encontrados en su casco antiguo nos hablan de una primera presencia romana. La calzada romana de Cartagena a Complutum (Alcalá de Henares) pasaba por el municipio así como un actus que desde la costa alicantina conectaba a través del actual campo de Molina con Archena y el noroeste murciano.

  • Hay presencia de villas en el campo.
  • El origen del nombre es de procedencia latína. Los árabes no lo modifican mantienen la raíz latina y la denominan Mulina y Mulinat-as-Sikka (Molina de la calzada). Los cristianos le dan el nombre de Molina Seca proveniente de Sikka.

Lozano Santa nos habla en 1794 del castillo dándole una errónea filiación romana de la siguiente forma:

Molina no ha tenido reputación de antigüedades; la especie del Nubiense y la ocasión, me han hecho registrarla y, efectivamente, no en lo alto del Pueblo, sino en lo baxo, y bien inmediato al río, se ofrecen las grandes ruinas de su hermoso y formidable castillo. Su antigüedad dice muy claramente no ser obra de Árabes, ni de godos, sino anteriores a ellos. Dice, en fin, ser obra muy digna de Arquitectos Romanos. Para evidenciarla, basta registrar los dos grandes cimientos del Alcázar, que llaman iglesia vieja, los cuales se lebantan a la altura de una vara, y están paralelos. Su diámetro es considerable. Su argamasa tenacísima y la mezcla de grandes piedras con unión tan íntima, y tan fuerte, que no hay lugar a la duda. Parte de uno de estos lienzos de Muralla sirve de cimiento, y aún de pared a las habitaciones inmediatas. En circuito del Castillo, se conservan los muros y muralla, hasta la altura de más de 10 varas. Es tan considerable el diámetro que las piedras, desmoronadas por baxo, y sin duda a causa del esfuerzo humano, aparecen pequeñas cuevas capaces y habitables. La obra, en fin, apenas se distingue de la extraordinaria, que se admira en el castillo de Orihuela, y con razón se atribuye a los Scipiones.
En el interior del Castillo, se descubre otra muralla, de igual gusto y firmeza, que sin duda servía de cincumbalación al pueblo, la qual se ve hecha trozos en una de las calles antiguas, fuera ya del pueblo. Desde la ermita de la Consolación, buscando el camino de Murcia, en una Pendiente por donde el agua se despeña, tiene Molina fragmentos de Argamasa, los más preciosos. Aún sirve hoy como de un gran dique a las aguas mismas y este dique salva el camino.
No dudo sea mayor el número de antigüedades: ni dexen de hallarse monedas, ánforas, cascos de Sagunto y otras pruebas Romanas, quando sean buscadas, o apetecidas, de algún espíritu curioso.
Infiero, pues, ser Molina la ciudad de Mola, y aunque por relación del Nubiense no pueda contar más de 800 años, la arquitectura Romana que conserva, ofrece antigüedad de Romanos, ya pacíficamente establecidos en España. No decidiré, pues, conceder a este pueblo y castillo la de 100 años antes de Christo; o bien, desde César Augusto.

Fuente: wikipedia

Historia de Molina de Segura: Edad Contemporanea,

Fructífero siglo XIX

A principios del siglo XIX, rota la presencia del señor de la villa que lo dominaba todo, surge la del caciquismo, impuesto por la herencia de las posesiones desamortizadas de los jesuitas.

La familia Zabalburu dominó el gobierno de la población, y todo tipo de iniciativas, imponiendo alcaldes en elecciones más o menos fraudulentas.

Hubo un crecimiento poblacional importante y un aumento de la riqueza, especialmente propiciado por el crecimiento de los riegos, producto de la puesta en funcionamiento de los pantanos de Talave, Fuensanta, Cenajo y Camarillas

La economía giró en torno a los precios y ventas que se regían para los productos locales desde la Casa de la Compañía, almacén-vivienda del rico propietario, heredada de los jesuitas.

Según los datos suministrados por el Archivo Municipal de Molina, entre 1846 y hasta finales del siglo XIX, hay un predominio de la molinería, tanto de harina como de pimentón, pertenecientes casi siempre a grandes terratenientes como eran los casos de la familia Zabalburu y condes de Heredia-Spinola.

Es una economía todavía ruralizada. Habrá que esperar al siglo XX para asistir al nacimiento y desarrollo de la industria conservera en Molina.

La industria conservera: gran motor económico en el siglo XX.

Hasta mediados del siglo XX la economía molinense era típicamente agrícola, destacando productos como el melocotón, albaricoque, hortalizas (cebollas, tomates y pimientos), cereales, almendra, olivo y vid; y en ganadería, el ganado ovino.

En la primera mitad de esta centuria, nacen y se desarrollan las industrias conserveras vegetales en Molina de Segura, lo que provoca una profunda transformación de la economía, convirtiéndose en industrial; y una desruralización de la zona.

Será a partir de la década de los cuarenta cuando se produzca el auge más espectacular de la industria conservera, convirtiéndose Molina de Segura en uno de los centros conserveros de mayor importancia nacional e internacional.

Sin embargo, en la década de los noventa esta industria acusará una importante crisis económica, y algunas de sus industrias más importantes se ven obligadas a cerrar.

Esta ciudad no se hundió con la crisis. Salió a flote gracias al carácter emprendedor de sus gentes y a una fuerte reconversión industrial, que diversificó su sector secundario.

Molina de Segura hoy: una ciudad próspera y dinámica

Molina de Segura ha experimentado un gran crecimiento demográfico en la última centuria, pasando de los 8.000 habitantes con que contaba a principios del siglo XX, a los más de 50.000 actuales.

Esta ciudad se presenta en la actualidad como un espacio en expansión, moderno y dinámico, con un desarrollo comercial importante, que la han convertido en lugar obligado de compras para las localidades vecinas.

En la actualidad predomina en su economía el sector industrial, seguido del sector servicios y, por último, el agrícola.

Historia de Molina de Segura: Edad Moderna

 Escudo Marqués de Villafranca y los Vélez [Molina de Segura_Historia]
Escudo Marqués de Villafranca y los Vélez

El ascenso político de los Fajardo

La familia Fajardo continuó incrementando su influencia durante largo tiempo, ascendiendo en la escala política y ostentando los títulos de adelantados y Marqueses de los Vélez.

En el año 1535 el emperador Carlos V concedía al heredero, Luis Fajardo de la Cueva, el marquesado de Molina, llegando a ser la villa cabeza de marquesado. La familia emparentó con las casas nobiliarias más importantes de España, como son los Villafranca, Alba, Fernandina y Medina Sidonia, estando sus títulos actualmente en la de Medina Sidonia.

Como señores de Molina de Segura, trataron con estima y consideración a la villa, respetando los derechos de los vecinos.

La estructura social y administrativa funcionó invariable hasta la desamortización del siglo XIX.

Dura crisis en el siglo XVII

Los molinenses sufrieron las consecuencias económicas y demográficas propiciadas por la expulsión de los musulmanes y judíos, quedando su población reducida a un corto número de habitantes.

Por otro lado, su proximidad a la ciudad de Murcia, hizo que las mejores tierras de cultivo del municipio pasaran a manos de los habitantes capitalinos, a través de compras o, como consecuencia de la influencia religiosa, a través de mandas a las órdenes monásticas, conventos, clero, hospitales y colegios.

Destacó entre ellos la Compañía de Jesús, que llegó a poseer en Molina de Segura la mitad de la tierra cultivable. En el año 1767 los jesuitas son expulsados de España acusados de instigar el motín de Esquilache y de Nápoles, pasando sus tierras molinenses a manos de la familia Zabalburu, que las ha mantenido hasta la década de los setenta del siglo XX.

A mediados del siglo XVII, Molina de Segura sufrirá una de sus crisis más virulentas: en 1648, un terrible brote de peste asola la villa y, tres años después, la desastrosa riada de San Calixto termina con huertos y cosechas, desencadenándose una crisis económica y demográfica que dejó al municipio con una treintena de vecinos.

Expansión económica y demográfica en el siglo XVIII

El siglo XVIII se caracterizó por una sensación de continuidad y conformismo, talante conservador económico y religioso, un enfrentamiento dinástico, que desencadenaría la Guerra de Sucesión (1700-1713), en la que Molina de Segura, seguidora del obispo Belluga, toma partido por Felipe de Anjou; y el nacimiento de unos modos de vida, ocasionados por los usos y costumbres de la nueva familia real.

A consecuencia de la riada de San Calixto el sistema de riego fue recompuesto por el ingeniero Melchor de Luzón, permitiendo la expansión agrícola y de la población, que alcanza sus cotas más altas en el siglo XVIII.

A partir de este momento, el crecimiento económico y demográfico se muestra constante, apoyado en la modernización de los cultivos de la huerta y en el cultivo de la morera, cuya importancia quedaba reflejada en el esplendor de la seda.

Otro de los rasgos que refleja el entusiasmo causado en Molina por una economía en auge, fueron las mejoras realizadas en la ciudad, como fue la creación de un templo nuevo, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (1765), con su retablo, imágenes, sacristía y una custodia, obra del orfebre napolitano Zayadatti.

Historia de Molina de Segura: Edad Media

 Restos torreón de nueve lados de la muralla árabe [Molina de Segura_Historia]
Restos torreón de nueve lados de la muralla árabe

Infante - Sello de Don Juan Manuel
Infante - Sello de Don Juan Manuel

La llegada de los árabes y la fortificación de Molina de Segura

Para algunos historiadores el origen de Molina de Segura se encuentra en su función de posta o parador de las calzadas romanas que la surcaban, concretamente apuntan a su nacimiento en el cruce que unía Alicante con Córdoba y Saltigi (Chinchilla) con Cartagena, además de pasos secundarios como Mula y Fortuna.

Sin embargo, otros autores otorgan a Molina de Segura un origen eminentemente árabe. Los árabes la llamaron Mulinat as-Sikka.

Sea de una forma u otra, lo que sí es cierto es que los árabes hicieron de Molina de Segura una fortaleza, la cual potenciarían con el paso del tiempo, como quedó patente cuando se defendieron de los omeyas en el siglo IX.

El primer dato escrito es de este origen, cuando los omeyas entraron en territorio murciano y acamparon frente al husun Mulina (896). Dos siglos después (1096) el Cid Campeador vino para reunirse con el rey Alfonso VI, e ir juntos a la defensa de Aledo, pero no se vieron por partir el rey antes de su llegada.

La situación privilegiada de Molina de Segura la convirtieron en un lugar idóneo para instalar una fortificación que protegiese el cruce de caminos que llegaban de Murcia, así como refugio para los que tuviesen que enfrentarse a la capital. Se encontraba a medio camino entre el río Segura y lo que era conocido como camino real de Castilla, muy cercana a la ciudad de Murcia y con su casco antiguo encaramado en un cerro desde el que se divisa una espléndida panorámica de la vega.

Los restos cerámicos y materiales aparecidos en las excavaciones de 1990 y 1997, asociados a las murallas de la villa de Molina de Segura, atestiguan que en el siglo XI ya existía una plaza fuerte o hins.

Este hins se mantendría durante todo el siglo XII y, sólo a finales de esta centuria, se realizaría una muralla para dar cobijo a la población.

De esta forma, se sabe que, durante los siglos XI y XII, Molina de Segura sólo existió como castillo (hins) y que, a finales del siglo XII y primeros del XIII, se agrupó a su alrededor una población que pudo ser cobijada por una muralla que la circunvalaría.

En el siglo XII, el geógrafo al-Idridi menciona a Molina como un castillo o lugar de la ruta Murcia-Segura.

La época de esplendor del Rey Lobo

Ibn Mardanis, el mítico y controvertido Rey Lobo, se hace con el trono del reino independiente de Murcia, para el que procura largos períodos de paz, engrandeciéndolo y enriqueciéndolo, gracias a su largo período de reinado (1146-1172).

Ibn Mardanis intentó mantener la independencia política frente a los almohades y a los ejércitos cristianos, convirtiéndose en el representante de un nacionalismo andalusí, que fue constante durante las segundas y terceras taifas, coincidentes con los períodos finales de los imperios almorávide y almohade, respectivamente.

Para Molina de Segura la llegada de Ibn Mardanis coincide con una época de esplendor, ya que el Rey Lobo le daría un notable impulso y fortalecería sus murallas. Además, el reyezuelo Ibn Mardanis, sangró el río Segura por La Algaida, con el fin de regar sus tierras, consiguiendo así un aumento de población cristiana.

La vuelta de Molina de Segura al poder castellano

Con la firma del Tratado de Alcaraz en el siglo XIII, Murcia y otras fortalezas árabes se someten a Castilla, reconociendo la soberanía de Fernando III el Santo.

En Molina de Segura la ocupación efectiva se realiza en 1266, fecha a partir de la cual seguirán conviviendo en su territorio moros y cristianos.

Tras la reconquista el término árabe de Mulinat-as-Sikka fue trascrito como Molina Seca, topónimo que, paradójicamente, no hace referencia a característica climática alguna, sino más bien al emplazamiento del municipio y a su carácter de encrucijada, ya que se podría traducir como Molina de la Calzada.

El término Molina Seca fue empleado en los documentos cristianos hasta el siglo XV, a partir del cual se utilizó el topónimo Molina, para designar la villa y así permaneció hasta el 9 de julio de 1916 en que pasó a denominarse Molina de Segura.

Tras los avatares de la reconquista castellana, se crea en Molina de Segura el Heredamiento Agrícola, para la administración de la huerta, sus riegos y cultivos.

Con el rey Alfonso X el Sabio, Molina pasará por varias manos, hasta terminar en las del mítico escritor, político y militar don Juan Manuel.

En manos de don Juan Manuel

Durante el siglo XIV don Juan Manuel pasó a desempeñar un activo e importante papel en la política murciana, atalaya desde la cual fijó sus ojos en Molina de Segura, bajo el pretexto de que formaba parte del territorio del adelantamiento y era paso natural de los emisarios procedentes de la Corte.

Don Juan Manuel no cesaría en su empeño de hacerse con Molina hasta conseguir que Fernando IV se la cediera en el año 1311, con lo que saldaba una deuda de 140.000 maravedíes, que el rey había contraído con él.

La época en la que don Juan Manuel tuvo jurisdicción sobre Molina Seca se caracteriza por la inestabilidad y la turbulencia, especialmente en lo referente a las relaciones de la villa con la ciudad de Murcia, que la tendría como enemiga acérrima, pese a las protestas de los vecinos de Molina Seca en contra del adelantado.

Sin embargo, la población de Molina de Segura se incrementó durante este período y se consolidó como lugar de cierta importancia.

Unos restos hallados en la calle Honda atestiguan que don Juan Manuel también potenció la fortificación.

Tras la muerte del adelantado, Molina Seca sería víctima de diversos avatares sucesorios propiciados por las ambiciones de los personajes del medievo. Finalmente, Molina fue restituida al dominio real bajo el reinado de Enrique de Trastámara.

El señorío de los Fajardo

Con el rey Enrique III de Castilla en el trono (1379-1406), Alonso Yánez Fajardo, Adelantado del Reino de Murcia, recibe Molina de Segura en régimen de señorío en 1395. Sin embargo, fue su hijo Juan quien hizo efectivo el albalá real mediante la emisión de una carta privilegio, otorgada al concejo de Molina Seca en 1396, en la que se establecían las relaciones del concejo con el nuevo señor

Con los Fajardo, especialmente con Alonso Yánez Fajardo y con Pedro Fajardo, Molina sufrió numerosos ataques, cercos y asaltos, tanto ocasionados por la ciudad de Murcia, debido al enfrentamiento entre señores, como por las andanzas moras en territorio murciano.

Finalmente, con la mayoría de edad de Pedro Fajardo, el reino alcanzó una relativa calma que se dejó notar en Molina Seca.

Historia de Molina de Segura: Antigüedad

Molina de Segura: encrucijada de caminos

La aparición de restos de monedas cartaginesas del siglo III a. C en el Fenazar apuntan a la existencia de esos senderos que los contestanos y batistanos seguían, antes de Roma, y que discurrían por Lorquí, Ceutí, Molina y Abanilla por la Sierra de La Pila.

Desde el punto de vista geográfico, existen dos pasos naturales fundamentales que encuadran Molina de Segura:

En primer lugar, cuenta con un gran paso longitudinal recorrido por el río Segura y en el que se halla el origen y causa del asentamiento urbano de Molina de Segura, así como de sus pedanías más importantes: La Ribera, Torrealta y El Llano. Este eje se extendía desde Archena, Lorquí, Alguazas y Cotillas, teniendo como centro Molina.

Un segundo paso importante que surca el municipio de Molina de Segura, lo constituye el gran corredor trasversal que, desde Elche-Alicante-Orihuela, penetra por Abanilla-Fortuna y Molina, enlazando por Archena, con el corredor longitudinal de la Vega Media del Río Segura.

Los romanos aprovecharon estas dos vías naturales para disponer los caminos que atravesaran Molina de Segura. De esta forma, el eje longitudinal era surcado por la vía Cartagena-Complutum, mientras que la vía trasversal fue aprovechada para disponer los actus Elche- Cieza y Elche-Archena, lugar de estadía de los púnicos o cartagineses, que establecen la importante comunicación con la parte baja de Alicante.

La presencia romana en Molina de Segura

La huella más clara de civilizaciones antiguas en el término municipal de Molina de Segura corresponde a la época romana.


Los romanos aprovecharon la situación estratégica de esta encrucijada de caminos para levantar calzadas y un castillo, emplazado en lo que actualmente es la Iglesia Vieja.


En la época republicana romana, Molina de Segura, al igual que el resto de la Región de Murcia, perteneció a la región Citerior, una de las dos provincias en que quedó dividida la Península Ibérica tras la conquista romana.


Posta de la calzada romana


La situación de Molina de Segura en esa encrucijada de calzadas romanas, la acabó convirtiendo en lugar donde se situaban servicios de postas, provista de habitaciones, suministros de boca y caballerías de repuesto.


La crisis del Imperio Romano, a partir del siglo III d. C, desencadena luchas, guerras y destrucciones de ciudades, como Ilici o Cartago Nova, sembrando de inseguridad todo su territorio y propiciando la aparición del bandolerismo, lo que arruinaría las calzadas y sus postas o mansiones.


Historia de Molina de Segura: Prehistoria

Molina de Segura se encuentra en una encrucijada de caminos al abrigo de la sierra del Lugar y la Espada, y rodeada por la huerta del Río Segura. Esta situación geográfica ha condicionado su poblamiento desde antiguo.

La presencia del Musteriense

Los restos arqueológicos más antiguos documentados en el término municipal de Molina de Segura pertenecen al Musteriense. Se han hallado en el yacimiento de Las Toscas. Se trata de piezas líticas de sílex y cuarcita de raederas, raspadores, denticulados, cuchillos, cantos trabajados, etc...

El Musteriense es un complejo industrial del Paleolítico Medio que se desarrolló entre el 95.000 a.C y el 35.000 a.C, en Europa, Asia y el Norte de África. Esta facies se asocia con el Homo Neanderthalensis y se caracteriza por el empleo de la técnica de Llevallois, que implica una serie de tallas centrípetas de los bordes de un guijarro.

Cabe destacar que en la zona también se han hallado vestigios de industria lítica propia de la prehistoria reciente, como pequeños núcleos de láminas, que indicarían que el taller tiene una amplia secuencia crono-cultural.

Los yacimientos del Fenazar y El Montañal, también se adscriben a la facies culturales del Paleolítico Medio.

Bronce valenciano y cultura argárica

Restos de menor cuantía y en superficie, encontró el equipo arqueológico patrocinado por el Ayuntamiento de Molina de Segura y dirigido por Felipe González Caballero.

Tras meses recorriendo e investigando el término municipal dieron con el hallazgo, en la zona del Fenazar, de interesantes restos del bronce valenciano y Cultural de El Argar: varios molinos barquiformes para la molienda del cereal , dientes de hoz realizados en sílex, y diversos fragmentos cerámicos (cuencos, grandes vasos con tetón, fragmentos de tulipa y de cerámica lisa con orificio).

Un poblado íbero en la pedanía de La Albarda

En la pedanía molinense de La Albarda, restos de cerámica con decoración geométrica, urnas de baquetón y cerámica campaniense, atestiguan la presencia de una modernísima población Íbera.

Posiblemente se tratara de pequeñas tribus íberas que empleaban este paraje como refugio y que andarían de paso en el camino de enlace entre los Castillicos de las Peñas y Baños de Fortuna, Cabezo del Tío Pío en Archena y Cigarralejo de Mula.

fuente: regmurcia


Historia de Molina de Segura

Molina de Segura Documento fundacional

La identidad de Molina de Segura está marcada por su privilegiado emplazamiento en una encrucijada de caminos en la ribera del río Segura, muy cercana a la capital regional.

Vestigios de la cultura paleolítica y del bronce, así como del pasado íbero, cartaginés y romano, acreditan que el territorio molinense fue lugar de peregrinaje o estadía de pueblos y civilizaciones ancestrales.

Con la llegada de los árabes, Molina de Segura cobró mayor identidad y se convirtió en fortaleza, adoptando la denominación de Mulinat as-Sikka y experimentando un período de esplendor en manos del Rey Lobo.


La Reconquista la depositó en manos castellanas y cambió su nombre por el de Molina Seca, siendo camino real de Castilla. Pasó por el dominio de diversos personajes del medievo, como el controvertido don Juan Manuel, y llegó a ser cabeza del marquesado de los Vélez.

En los tiempos modernos, Molina de Segura sufrió graves crisis, y fue azotada por la peste. Pero también fue iluminada con las luces del desarrollo económico y demográfico, apoyado en la modernización de los cultivos de la huerta y el esplendor de la seda.

Molina de Segura entra en época contemporánea bajo el poder de la familia Zabalburu, y con una economía agrícola y rural que, gracias al auge de las industrias conserveras vegetales, se torna industrial y urbana de forma espectacular en el siglo XX.

Hoy, Molina de Segura mira optimista al futuro, convertida en una ciudad moderna, industrial y comercial.

fuente: regmurcia

La Leyenda de Ntra. Sra. de la Consolación de Molina de Segura

Virgen Ntra. Sra. de la Consolación
Virgen Ntra. Sra. de la Consolación

La fábula nos dice que unos labradores, o bañistas, ¿quién sabe?, la encontraron apoyada en la piedra que hay en medio del río. Sacáronla y la depositaron, con toda devoción, en el viejo templo parroquial, aquel que se edificó sobre la Mezquita a un lado de la plaza central del hisn Mulina mora, (nunca hins Mola) lugar desde donde la duma o reunión de ancianos, gobernaba la fortaleza. Mas, a la mañana siguiente cuando fueron a verla las buenas gentes de la villa se encontraron con que había desaparecido. Desconcertados volvieron al río, y en su ribera estaba la imagen.

Pensaron en una broma de mal gusto. Volvieron a trasladarla al templo donde fue contemplada, con una cierta admiración, por los molinenses. Unos con yelmo, espada, lanza y ballesta, otros con azada, arado y perro pastor. Las mujeres con sus tocas y refajos de colores. Los niños con sus pies descalzos. Pasó la noche y al día siguiente la imagen había vuelto a desaparecer y a encontrarse en las riberas del río. Justo en el mismo sitio. El párroco y los feligreses entendieron que aquello significaba que la Virgen quería allí una ermita para su devoción. Aquellas buenas gentes, se pusieron manos a la obra nunca mejor dicho y levantaron la que podemos considerar primera ermita.

Ermita de la Consolación

Ermita de la Consolación

En cuanto a la aparición de la imagen la leyenda puede apoyarse y hasta sostenerse, con una cierta credibilidad si tenemos en cuenta que a lo largo del siglo XV el enfrentamiento con los musulmanes fue frecuente, y además, Molina participo en ellos de una manera intensa, tanto con don Juan Manuel, como después y por más tiempo, con los Fajardo. Lo cierto es que no hay rastro de la posible antigüedad de la imagen, excepción de su talla, que, desgraciadamente para el arte, más que para la religión, fue quemada en 1936. Las fotografías que quedan, así como la hechura que Bernabé Gil imitó y que restauró, en 1993, José Hernández Navarro, hablan de los siglos XIV y XV.

Fuente: Antonio de los Reyes García - regmurcia

La Muralla Islámica de Molina de Segura

 Restos torreón de nueve lados de la muralla árabe

Restos torreón de nueve lados de la muralla árabe

La antigua fortaleza y muralla de Molina de Segura se emplazó, aproximadamente, en el actual centro del casco urbano de esta población, en su cota más alta y espacios aledaños. Tradicionalmente se ha situado en la zona actualmente denominada como Barrio del Castillo, y se extendería, aproximadamente, desde la calle de Nuestra Señora de la Consolación hasta la de San Ignacio. Desde allí se dominó perfectamente buena parte de la Vega del Segura, cauce hídrico que explica y caracteriza a la localidad.

El acceso al lugar donde una vez se emplazó esta construcción se realiza libremente, a través del propio centro urbano de Molina de Segura.

Los orígenes de la fortificación se remontan, al menos, a época islámica, fechas en las que están datadas las estructuras fortificadas halladas recientemente durante la excavación del solar de la antigua factoría de Maximino Moreno, en el que han intervenido los arqueólogos Ramírez Aguila y González Caballero. Estos muros y torres fueron levantados hacia el siglo XII en un importante enclave estratégico que dominaba buena parte de las explotaciones agropecuarias regadas por el Segura, además de vigilar y controlar un significativo cruce de caminos, entre el Levante hispánico y el sur peninsular. Tras la conquista castellana del reino de Murcia, y su posterior despoblamiento, la villa fortificada hubo de reducir su perímetro, aunque no su importancia en el contexto medieval, pasando a formar parte del patrimonio nobiliario de los adelantados mayores del reino, primero de los Manuel (siglo XIV), y luego de los Fajardo (siglo XV en adelante).

La muralla de Molina de Segura está declarada Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.

Dirección: Molina de Segura.Molina de Segura

Arquitectura

Las estructuras de la fortificación medieval eran poco conocidas hasta hace pocos años, muy ocultas tras la trama urbana actual.

Únicamente algunas referencias en las fuentes y algunos estudios afirmaban la existencia de un castillo en el actual casco urbano de Molina de Segura. Sin embargo, las excavaciones realizadas a partir de los años noventa del siglo XX, en solares de las calles Honda, Pensionista, y la iglesia parroquial de la Asunción, revelaron la realidad de estas murallas.

Pero sobre todo iba a ser la excavación del solar de la antigua factoría de Maximino Moreno la que pondría de manifiesto interesantes aspectos de la fortaleza, que se extendería en torno al actualmente conocido como barrio del Castillo. En dicha campaña arqueológica quedaron de manifiesto 6 torres, cinco de ellas de planta cuadrangular y una nonagonal, que ya apuntaba su origen almohade.

Los descubrimientos en el subsuelo quedaron completados con la aparición de unos 125 metros de muralla y una puerta acodada, que sería el acceso norte de la población.

Toda la obra se construyó utilizando la técnica del tapial; es decir, levantando los muros con módulos de argamasa de cierta altura, modelados con cajones de madera, que se iban superponiendo conforme fraguaban.

Historia

Las recientes excavaciones arqueológicas centradas en la fortificación islámica, datan sus estructuras en los siglos XI al XIII. No obstante, al parecer, durante las incursiones de castigo que efectuaron los omeyas sobre el reino de Murcia durante el siglo IX, Molina aparece ya como hisn, o núcleo rural fortificado que centraliza a la población dispersa de su entorno. La fortificación se construyó buscando también el control de un relevante cruce de caminos que conectaba diferentes rutas entre el sur peninsular y la cuenca del Segura. Mulina as-Sikka (Molina de la Calzada) también entró, ya en el siglo XII, en los emplazamientos que vieron fortalecer sus murallas durante el periodo mardanisí (1146-1172), para hacer frente a las invasiones norteafricanas.

Con la conquista castellana, probablemente la población reduciría su perímetro y adaptaría sus defensas, coincidiendo con el proceso de despoblación y encastillamiento que se estaba produciendo en todo el reino de Murcia a partir de los años finales del siglo XIII. En aquellos momentos, según Alonso Navarro, la fortaleza y su población amurallada iban a controlar también una importante actividad de molienda fluvial, siempre tan escasa en el reino. Los agricultores de la huerta y de todo el territorio confluían en los molinos fluviales de Molina Seca para triturar el grano.

Sería a comienzos del siglo XIV cuando castillo y habitantes pasaron a formar parte de los extensos señoríos de don Juan Manuel, adelantado mayor del reino de Murcia, nieto de Fernando III el Santo, y personaje clave para la historia medieval de Castilla. Iba a ser bajo el dominio de este noble cuando, tras algunas reformas, quedaría más o menos asentado el aspecto de la fortaleza de Molina durante los siglos siguientes.

Caídos en desgracia los Manuel, y relevados por la nueva nobleza que había ascendido con la entronización de los Trastámara, Molina Seca iba a ser cedida por Enrique III al Juan Alonso Fajardo en 1397. Vendida a su hermano Alonso Yáñez dos años después, la villa y su castillo quedarían vinculados a esta importante familia, nuevos adelantados mayores del reino y nueva cúspide nobiliaria de la sociedad murciana. Tal fue la relación entre el lugar y los señores que, en 1535, don Pedro Fajardo Chacón, sucesor de los anteriores, adelantado mayor y marqués de los Vélez, sería nombrado por el emperador Carlos V marqués de Molina, convirtiendo así en marquesado los territorios molinenses de los Fajardo.

Al parecer, según Alonso Navarro, la fortaleza, muy transformada durante siglos, sería demolida durante el siglo XVIII, durante la expansión y saneamiento de la población.

fuente: regmurcia.com