jueves, 17 de diciembre de 2009

La Muralla Islámica de Molina de Segura

 Restos torreón de nueve lados de la muralla árabe

Restos torreón de nueve lados de la muralla árabe

La antigua fortaleza y muralla de Molina de Segura se emplazó, aproximadamente, en el actual centro del casco urbano de esta población, en su cota más alta y espacios aledaños. Tradicionalmente se ha situado en la zona actualmente denominada como Barrio del Castillo, y se extendería, aproximadamente, desde la calle de Nuestra Señora de la Consolación hasta la de San Ignacio. Desde allí se dominó perfectamente buena parte de la Vega del Segura, cauce hídrico que explica y caracteriza a la localidad.

El acceso al lugar donde una vez se emplazó esta construcción se realiza libremente, a través del propio centro urbano de Molina de Segura.

Los orígenes de la fortificación se remontan, al menos, a época islámica, fechas en las que están datadas las estructuras fortificadas halladas recientemente durante la excavación del solar de la antigua factoría de Maximino Moreno, en el que han intervenido los arqueólogos Ramírez Aguila y González Caballero. Estos muros y torres fueron levantados hacia el siglo XII en un importante enclave estratégico que dominaba buena parte de las explotaciones agropecuarias regadas por el Segura, además de vigilar y controlar un significativo cruce de caminos, entre el Levante hispánico y el sur peninsular. Tras la conquista castellana del reino de Murcia, y su posterior despoblamiento, la villa fortificada hubo de reducir su perímetro, aunque no su importancia en el contexto medieval, pasando a formar parte del patrimonio nobiliario de los adelantados mayores del reino, primero de los Manuel (siglo XIV), y luego de los Fajardo (siglo XV en adelante).

La muralla de Molina de Segura está declarada Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.

Dirección: Molina de Segura.Molina de Segura

Arquitectura

Las estructuras de la fortificación medieval eran poco conocidas hasta hace pocos años, muy ocultas tras la trama urbana actual.

Únicamente algunas referencias en las fuentes y algunos estudios afirmaban la existencia de un castillo en el actual casco urbano de Molina de Segura. Sin embargo, las excavaciones realizadas a partir de los años noventa del siglo XX, en solares de las calles Honda, Pensionista, y la iglesia parroquial de la Asunción, revelaron la realidad de estas murallas.

Pero sobre todo iba a ser la excavación del solar de la antigua factoría de Maximino Moreno la que pondría de manifiesto interesantes aspectos de la fortaleza, que se extendería en torno al actualmente conocido como barrio del Castillo. En dicha campaña arqueológica quedaron de manifiesto 6 torres, cinco de ellas de planta cuadrangular y una nonagonal, que ya apuntaba su origen almohade.

Los descubrimientos en el subsuelo quedaron completados con la aparición de unos 125 metros de muralla y una puerta acodada, que sería el acceso norte de la población.

Toda la obra se construyó utilizando la técnica del tapial; es decir, levantando los muros con módulos de argamasa de cierta altura, modelados con cajones de madera, que se iban superponiendo conforme fraguaban.

Historia

Las recientes excavaciones arqueológicas centradas en la fortificación islámica, datan sus estructuras en los siglos XI al XIII. No obstante, al parecer, durante las incursiones de castigo que efectuaron los omeyas sobre el reino de Murcia durante el siglo IX, Molina aparece ya como hisn, o núcleo rural fortificado que centraliza a la población dispersa de su entorno. La fortificación se construyó buscando también el control de un relevante cruce de caminos que conectaba diferentes rutas entre el sur peninsular y la cuenca del Segura. Mulina as-Sikka (Molina de la Calzada) también entró, ya en el siglo XII, en los emplazamientos que vieron fortalecer sus murallas durante el periodo mardanisí (1146-1172), para hacer frente a las invasiones norteafricanas.

Con la conquista castellana, probablemente la población reduciría su perímetro y adaptaría sus defensas, coincidiendo con el proceso de despoblación y encastillamiento que se estaba produciendo en todo el reino de Murcia a partir de los años finales del siglo XIII. En aquellos momentos, según Alonso Navarro, la fortaleza y su población amurallada iban a controlar también una importante actividad de molienda fluvial, siempre tan escasa en el reino. Los agricultores de la huerta y de todo el territorio confluían en los molinos fluviales de Molina Seca para triturar el grano.

Sería a comienzos del siglo XIV cuando castillo y habitantes pasaron a formar parte de los extensos señoríos de don Juan Manuel, adelantado mayor del reino de Murcia, nieto de Fernando III el Santo, y personaje clave para la historia medieval de Castilla. Iba a ser bajo el dominio de este noble cuando, tras algunas reformas, quedaría más o menos asentado el aspecto de la fortaleza de Molina durante los siglos siguientes.

Caídos en desgracia los Manuel, y relevados por la nueva nobleza que había ascendido con la entronización de los Trastámara, Molina Seca iba a ser cedida por Enrique III al Juan Alonso Fajardo en 1397. Vendida a su hermano Alonso Yáñez dos años después, la villa y su castillo quedarían vinculados a esta importante familia, nuevos adelantados mayores del reino y nueva cúspide nobiliaria de la sociedad murciana. Tal fue la relación entre el lugar y los señores que, en 1535, don Pedro Fajardo Chacón, sucesor de los anteriores, adelantado mayor y marqués de los Vélez, sería nombrado por el emperador Carlos V marqués de Molina, convirtiendo así en marquesado los territorios molinenses de los Fajardo.

Al parecer, según Alonso Navarro, la fortaleza, muy transformada durante siglos, sería demolida durante el siglo XVIII, durante la expansión y saneamiento de la población.

fuente: regmurcia.com



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